El vino, así como otras bebidas alcohólicas, es un alimento “fruitivo”, es decir, no cumple una función nutritiva en el organismo. Bebemos alcohol por placer y, por tanto, se dice que aporta “calorías vacías”. Tiene un impacto sobre la ganancia de peso, variable según la ingesta realizada, el tipo de bebida, la graduación alcohólica, la frecuencia y el estado fisiológico de la persona.
El consumo de alcohol a lo largo de la vida está asociado a la acumulación de grasa abdominal y aumento del perímetro de cintura.
Hay muchos mitos sobre si el blanco “engorda” menos que el tinto, pero mediante cálculos hemos podido comprobar, el quid está en el grado alcohólico, los azúcares presentes y el volumen de la copa, sin importar el color.
